¿Por qué los Egipcios adoraban a los gatos?

¿Por qué los Egipcios adoraban a los gatos?

Cuando pensamos en los Egipcios inmediatamente pensamos en felinos, pero ¿sabes por qué esta población adoraba a los gatos?

¿Por qué los egipcios consideraban a los gatos criaturas santas?

Gran parte de la devoción que le tenían a los felinos la cultura egipcia era porque pensaban que sus gobernantes tenían cualidades felinas, consideraban a los gatos protectores leales y cariñosos, al mismo tiempo que independientes y feroces.

Una de las esculturas más populares es la Gran Esfinge de Guiza, monumento de 73 metros de largo, con cara de hombre y cuerpo de león.

Otra de las razones para adorarlos y cuidarlos tanto, era su habilidad para cazar ratones y serpientes; aunque no está del todo claro, la domesticación de los gatos data desde la época del antiguo Egipto y según la revista Live Sáciense diversos arqueólogos han encontrado entierros de gatos que datan del 3 800 A.C.

¿Por qué los Egipcios adoraban a los gatos?
¿Por qué los Egipcios adoraban a los gatos?

¿Qué es lo que diferencia a los gatos de otros animales dentro de la cultura?

Es cierto que los gatos que actualmente conocemos son descendientes directos de los leones, son felinos y los egipcios asociaban a este animal grande y poderoso que con un solo rugido podía dominar a la manada. Los egipcios identificaban a los leones con la figura del sol, que para ellos era su dios principal, conocido como Ra. Quien moría con la caída del sol por el este y volvía a nacer en el amanecer en el oeste.

Este Dios corría gran peligro durante la noche porque sus enemigos lo podían atacar, y es ahí en donde entra la figura del león, cuyos ojos reflejan los rayos del sol y combaten la oscuridad protegiendo al dios Ra.

Domesticación

El gato era el máximo protector de los dioses, por eso se convertía en un semi-Dios que no podía ser propiedad de ningún ser humano, solamente el faraón tenía el honor de tener y domesticar a un felino, los gatos estaban bajo protección del faraón y la ley prohibía que se vendieran, lastiman o mataran.

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